¿Qué es la gestión basada en evidencias y por qué es importante para las organizaciones?
En esta sección le explicaremos los beneficios de esta técnica emergente que busca utilizar la mejor información disponible para tomar decisiones más efectivas y eficientes.
La gestión basada en evidencias (GBE) surge de la aplicación del método científico a la práctica de la gestión, siguiendo el ejemplo de otras disciplinas como la medicina o la educación. La GBE consiste en tomar decisiones usando la mejor evidencia actual de modo concienzudo, consciente y juicioso, considerando las circunstancias y las preocupaciones éticas que implican las decisiones de dirección y combinarlas con las más modernas y potentes herramientas tecnológicas.
Para aplicar la GBE, los directivos deben buscar evidencias de múltiples fuentes, como:
– Evidencia científica: resultados de investigaciones científicas publicadas que aportan conocimiento riguroso y contrastado sobre los fenómenos organizacionales.
– Evidencia organizativa: datos y hechos obtenidos en la propia organización que permiten conocer su situación, sus problemas y sus oportunidades.
– Evidencia experiencial: la experiencia y el criterio profesional de los directivos y otros expertos que pueden aportar su visión y su saber hacer.
– Evidencia de los stakeholders (interesados): los valores y preocupaciones de las personas que serán afectadas por la decisión, como los estudiantes y sus familias, los empleados, los proveedores o la sociedad.
Pero no basta con recopilar evidencias, sino que también hay que evaluarlas críticamente, es decir, analizar su calidad, su relevancia, su fiabilidad y su aplicabilidad al caso concreto. No todas las evidencias tienen el mismo valor, ni el mismo peso, a la hora de tomar una decisión.
Los beneficios de la GBE son numerosos y se pueden resumir en los siguientes:
– Mejora la calidad de las decisiones del equipo directivo, al basarse en información objetiva y contrastada, evitando sesgos, prejuicios o intuiciones infundadas.
– Aumenta la eficacia y la eficiencia de las acciones directivas, al elegir las opciones más adecuadas para lograr los objetivos deseados con el menor coste posible.
– Fomenta la innovación y el aprendizaje organizacional, al estimular la búsqueda de nuevas soluciones basadas en el conocimiento científico y la experimentación.
– Refuerza la legitimidad y la transparencia de las decisiones de la dirección, al poder justificarlas con argumentos racionales y evidencias empíricas, generando confianza y credibilidad entre los stakeholders.
En conclusión, la gestión basada en evidencias es una técnica que ofrece grandes ventajas para las organizaciones que quieren mejorar su desempeño y su competitividad en un entorno cada vez más complejo y cambiante. Para ello, es necesario que los miembros del equipo directivo desarrollen una actitud positiva hacia el conocimiento científico, que se formen continuamente en las últimas tendencias e investigaciones sobre gestión, que sepan buscar, evaluar y utilizar las evidencias disponibles y que compartan sus hallazgos y sus experiencias con otros profesionales.